EN ACOLMAN NO HAY NADIE
Abro la celda del monasterio y una voz
tu voz
sale aullando desde el fondo del pozo
No hay nadie aquí en Acolman
el templo está vacío
tan vacío como aquella luz
del pájaro inmóvil en el aire
Los naranjos no se mueven
nadie se mueve
Una voz dice que los naranjos
sólo se mueven cuando la luna ocupa la plenitud del cielo
¿Alguien sonríe? ¿Alguien solloza? ¿En qué tiempo estamos?
Tal vez no existe el futuro aquí en Acolman
no vive un alma
no vive un triste cuerpo
y vacía
desolada está tu voz que sube y sube
es un suplicio
es un sadismo
y el aullido cruza el límite
y el silencio es tenebroso
Cierro la puerta de la celda
trato de huir
grito
los pájaros abren sus ojos de color ámbar
echo mi voz al fondo del pozo
Una sombra dice que no hay nadie aquí en Acolman
la sombra sonríe
grito desde el fondo como un niño extraviado
la sombra dice que nunca hubo nadie aquí en Acolman
trato de huir
grito una vez más
La sangre no corre
la antigua sangre no fluye
la sangre no se desliza
es el vacío
es un sadismo
es un suplicio
Aquel cuerpo que se azota no es un cuerpo
¿Adónde vas?
Una voz que todavía no existe baja al pozo
¿Quién anda por ahí?
Pero no hay Acolman
la sombra dice que nunca hubo Acolman
Todavía no hay templo
no hay un pájaro inmóvil en la luz inmóvil del aire
que sólo viene a picotear las naranjas
que tampoco existen
nadie vuela
no se oye un solo aullido
nadie pide socorro
No está la celda que yo abro
no vive
no sobrevive nadie aquí
no está esa voz que sube y sube y sube
ni aquel vacío que aún nos observa desde lejos
con sus ojos de lechuza
El vacío ya no existe
la sombra dice que nunca existió el vacío
pero mejor vámonos
vámonos ya del aire
nadie vuela
no se oye un solo aullido
Vámonos antes que le prendan fuego a la Cruz
Otoño de 1971, luego de contemplar
el vuelo casi inmóvil de aquella sombra
en el aire de Acolman, monasterio
de San Agustín, Estado de México.
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